Échame de menos, por quererme a medias, y mentirme de más.

Tú, 
Que has sido las ganas de vivir,
De este suicida,
Pasando por mi vida, 
(de largo),
Nunca con intención de quedarte.
La única bala capaz de tocarme,
Después de parar tú misma las demás,
Para luego disparar.
Eras ese juego que envicia,
Y yo un loco ludópata,
Capaz de gastarse hasta la última,
Apostándolo todo por ti,
A todo o nada,
Siempre a ti o nada.
Ahora déjame buscar de nuevo quién soy,
Después de hacer que me perdiera por completo en ti.
Ahora échame de menos,
Por quererme a medias,
Y mentirme de más.

Yo ya te sé de memoria.

No hay nadie que no se sepa el color de tus ojos, incluso habrá quien se atreva a decir que te ha visto llorar. A otros en cambio, les gustará como vistes, y la otra inmensa mayoría sólo querrá verte sin ropa alguna. Son pocos los afortunados que te han visto bailar, como si la vida se te fuera en ello. Y luego estoy yo, que te he visto llamar vida a algo que parecía todo lo contrario, que te he visto tropezar más que caminar, te he escuchado cantar aquella canción de tantas que odiaba, y no tengo otra cosa en la cabeza que el sonido de tu risa.

Ellos no hacen más que intentar aprenderte, mientras yo, ya te sé entera de memoria. 

He vuelto a mirarte por última vez,
Y esta,
No he visto más que tristeza,
Vacío,
Y muchas,
Muchas lágrimas.
He visto falta de calidez,
Porque no hay invierno,
Que sepa peor que aquél,
Que se pasa sin los abrazos que tanto se necesitan,
A mediados de año.

;

Te llamé poesía,
Y eso,
Que me prohibí más versos sin sentido,
Pero tú,
Eras el único sentido que le encontraba a todo.
Te perdí buscándote,
Y me encontré perdiéndote.
Me voy,
Lo siento por quererte,
Perdóname por quererme.

Lo que odio de ti

Odio verte riendo mientras yo,
No hago más que llorar(te),
A solas,
Por la noche,
Que siempre lleva tu nombre.
Odio la manera en que sonríes,
No sabes lo mucho que me fastidia,
No poder evitar enamorarme todavía más,
Mientras tú no haces más que olvidarte de mí.
Odio tus mejillas,
Y odio no poder mordértelas.
Odio tu ropa,
Siempre he pensado que estabas mucho mejor sin ella.
Odio que me dieras la vida,
Y al poco me la quitaras,
Como quien te coge antes de caer al abismo,
Para después empujarte.
Y me odio sobre todo a mí,
Por no poder odiarte a ti.

A guapa no la gana nadie

El invierno,
Ha empezado a ser frío desde que no estás,
Y en verano,
Me sobra la ropa y me faltas tú.
En otoño,
Cae parte de la pena que dejaste,
Y en primavera,
Sólo florece la esperanza de no cruzarme más contigo.

Debería dejar de jugar con el tiempo,
No va a volver.
Por un momento pensé,
Que la victoria estaba a nuestro alcance,
A guapa no la gana nadie,
Y a mí a quererla,
Tampoco.

El arte de recordarte

El arte de describir lo indescriptible,
De arreglar lo irreparable,
De sonreír a la lluvia,
A la pena,
A los días grises,
De reírle a la vida,
Aunque haya que vivirla sin ti al otro lado de la cama.
El arte de saber que siempre estás,
En mi cabeza,
En mi pecho,
Siempre estás en mí.
El arte de pensar en lo tabú,
De tocarte sin que estés,
De mirarte sin ojos,
De saciar las ganas de escribirte.
De recordarte.

Dime qué será de mí, sin ti.

Y dime qué será de mí,
Sin ti,
Sin razón para seguir,
Que contigo,
no tengo nada más que pedir,
Que es más de la una,
y tú sigues sin escribir.
Qué será de mí,
Si tú ya no estarás para hacerme reír,
Para hacerme sentir,
Que el mundo deja de ser una mierda,
si sé que pronto vas a venir.

Tú no lo entiendes.

Tú nunca sabrás lo que es vivir con un maldito nudo en la garganta. No sabrás lo que significa rezarle al destino que lo único que podría revivirte, no vuelva más. Y a la vez, vivir muerto, y ver que aquello que necesitas se marcha con un portazo.
Nunca entenderás por qué he parado todos los relojes para no ver más cómo pasa el tiempo y tú sigues sin aparecer por aquí. No sabrás lo jodido que es ver cómo sale la Luna y mirarla como si tú aún siguieras al otro lado de ésta.
¿Acaso comprendes que sólo necesito un piano para verte una vez más? Suena la melodía, y tú en silencio de fondo; Eres música, cariño.
Tú no lo entiendes, mi pena, ya nunca le ganará una carrera más a mi paz,
Y tú ya no volverás a abrir más mi puerta...
He dejado mi llave puesta por dentro.

Dedicados a ti

Te escribiré un día más,
Y probablemente mañana,
Y contaré lo infeliz que me hace no tenerte.
Te engañaré y te diré que todo está como lo dejaste,
Que el Sol sale aunque no estés,
Y así creerás que de verdad todo va bien.
Pero,
A solas,
Te lloraré una noche más,
Y otra,
Y verás,
Cielo,
Que todos mis días,
Siempre estuvieron,
Están y estarán,
Dedicados a ti.

Quisiera explicarte,
De forma sencilla,
Que desde ti,
Lo malo ha dado la vuelta,
Que desde que estás,
Ocupas un vacío que nadie más puede llenar,
Y llenas de color lo que siempre estuvo en negro.
Confieso que te escribo,
Porque es la única manera que tengo,
De gritarte en silencio,
Y plasmar en un simple papel,
Todo el dolor que causas,
Aunque eso fuera lo único que me dejases.
Y sigo sorprendido al pensar,
Que,
Sin merecer nada,
Yo,
Siga dispuesto a dártelo todo.

Feliz año, cariño

Año nuevo, vida nueva,
O eso decimos...
Hace apenas unas horas que hemos cambiado de año,
Y yo te juro que en lo único que sigo pensando es en ti.
Te he llorado como nunca,
Y me he bebido tu recuerdo de copas medio vacías,
Mientras me hundía en hoyos que nunca terminaban.
He besado con intensidad,
Y he desvestido cuerpos sin amor,
Buscándote en alguna curva peligrosa.
He intentado por todos los medios acercarme a ti,
Y decirte lo guapa que vas hoy.
Te he mirado con las mismas ganas de siempre,
Y he tropezado de nuevo con tu sonrisa,
Mientras me perjuraba que no iba a caer más por ti.
Iluso...

Feliz año, 
Cariño,
Este,
Te quiero un poquito más que el anterior,
Y mucho menos que el próximo.

Y salió corriendo sin intención de volver.

Llegó a mí,
Como una brisa de aire fresco,
Con ganas de arreglar lo inarreglable,
Incapaz de marcharse sin dejar huella.
Destrozó cual huracán,
Todo lo que pudo encontrar de mí,
Y se fue,
Como quien llama bromeando a una puerta,
Y sale corriendo sin intención de volver.

Sácame tú

Ya ves,
No he tenido el valor de superar el dolor que causas,
Supongo,
Que debería empezar por dejar de sentir placer por las heridas.
Y no sabes lo jodido que es,
Que sabiendo que tú misma me empujaste al pozo,
Piense que,
La única manera de salir de él,
Es que me saques tú.

La única vida, es ella.

Desde que se fue,
He empezado a ver la vida en blanco y negro.
Me he plantado por calles que todavía huelen a ella,
Y he silenciado el móvil porque sé que no va a llamar.
Me he paseado por todas y cada una de las tiendas de ropa,
Pensando en lo guapa que estaría con prendas que ni loca se pondría.
He dejado de tocar el piano,
Y no he vuelto a cantar su canción,
Ni a bailar bachata en una de mis fiestas.
Tampoco me he puesto el pelo como le gustaba,
Ni he mirado a otras chicas con las ganas que le tenía a ella.
He guardado todos los mensajes que me dejó,
Todas las veces que se disculpó después de discutir,
Y todas las fotos en las que salía sonriendo.
No he vuelto a mirar su foto de perfil,
Por miedo a volverme a enamorar,
(O a hacerlo más),
Ni he tenido el valor de leer lo feliz que es sin mí.
He comprado ramos de flores que nunca le van a llegar,
Y he regalado anillos a otras manos que no eran las suyas.
Le he pedido a la Luna,
Que se vaya rápido,
Y llegue el Sol,
Y al Sol,
Que pase,
Y vuelva la Luna,
A ver si los días empiezan a ser algo más que días,
Y la vida deja de tener una única razón para ser vida.
Pero joder,
La única razón que encuentro,
Es ella.

La vida no sabe igual

Nunca coincidían en nada. Siempre peleaban. Por todo. No había nada que no hiciera que riñeran. Sus días eran un constante desafío con el otro y no había nada que pudiera reconciliarlos. Ambos eran igual de cabezotas y orgullosos. Ninguno pedía perdón. Nunca. Tenían pensares totalmente diferentes y maneras muy distintas de ver la vida. Pero a pesar de todo lo demás, había algo que los unía, y es que se querían como nadie se había querido nunca, y sabían que sin el otro la vida no sabe de la misma manera.

No será hoy, ni mañana, ni el otro.

Nunca me importó darte todo de mí, gastar todos mis besos en ti, ni recorrer todo tu cuerpo al compás de tu canción favorita. Soy el único tipo que, sabiendo que te hubiera pasado algo, se recorrería la ciudad entera buscándote y el único que se hubiera quedado contigo a secarte todas y cada una de las lágrimas que te he hecho llorar. Te hubiera regalado besos y todas las lunas posibles. Pero sólo espero que sepas, que el amor de verdad, no es aquél que buscas con el tiempo , es aquél que inesperadamente con pocos instantes ya te transmite que el resto de tu vida está destinada a esa persona.
Y aunque,
Verdaderamente,
El tiempo aquí,
No pinta nada,
Vuelve, 
Por favor,
Que el invierno ha empezado,
Y no sé qué hacer sin tu calor.
Y si no,
Te juro que algún día,
Dejaré de necesitarte.
Pero no será hoy,
Ni mañana,
Ni el otro,
...

Cuídalo

Nunca me ha importado perderlo todo,
Si te tenía a ti,
Así que cariño,
Cuida mi corazón,
Que es lo único que (te) ha(s) quedado de mí,
Desde que te fuiste.

Somos un garabato mal hecho,
Un altercado,
Un suceso,
Un error comprensiblemente repetible,
O tal vez una casualidad bien calculada.
Igual,
No somos más que setecientas noches de cordura,
Y una vida restante de locura.
No somos más que medias lunas,
Que cartas a medio escribir,
Que mensajes de madrugada sin enviar.
No debemos ser más,
Que cervezas a nuestro nombre sin terminar,
Y canciones favoritas sin dedicar.
Tal vez,
Sólo seamos espacio deseando unirse,
O paseos que han quedado sin darse,
Ropa que quedó sin quitarse,
Como labios sin besarse.
Pero creo que somos,
Sobre todas las cosas,
Dos locos,
Queriéndose mal a lo lejos,
Pero queriéndose bien cerca.

Buenas noches vida

Dime que todavía no te has olvidado de mis ojos,
Que pasa el tiempo y sigues esperándome,
Que te la suda los que pasen por tu lado,
Que nadie te cogerá como yo las manos.
Te he querido sólo a ti,
Y ahora que te has ido,
He dejado de quererme hasta a mí.
Júrame que ninguno de ellos ha recibido nunca un te quiero tuyo,
(de los sinceros)
Ni te han tocado el cuerpo sin que suenes rota,
(No saben que éste es la novena maravilla).
Suena irónico llamarte vida,
Cuando lo único que haces es matarme,
Pero yo sólo espero cariño mío,
Que cada día cuando te acuestes en la cama,
Pienses que te falta mi cuerpo pegado al tuyo,
Y tengas que conformarte con el de otro capullo.

Desaparecí de su vida, pensando que así (sin mí), ella sería feliz del todo. 
Me fui de su lado para entender por qué no quería que me quedase. 
Me apartó en silencio y poco a poco; echándome de más y sin darme más razones para mantenerme a su vera.
Pero que alguien me diga qué hacer con esta esperanza de que me pida que vuelva y yo asienta, que no desaparece.

Con suerte o por desgracia

He rezado mil veces a un Dios en el que no creo,
A ver si, con un poco de suerte,
Las cosas dejan de torcerse tanto,
Y empiezan a ir del derecho.
Me he bebido todas las lágrimas que he llovido por ti,
Y me he tragado todas las ganas de decirte que te quiero.
Le he pedido a mi dignidad que no te eche de menos,
Y a mis ojos que dejen de mirar la puerta,
Por si con un poco de suerte,
O a mi mucha desgracia,
Entras,
Y lo vuelves a desordenar todo otra vez.

Ella no es de aquellas chicas corrientes de las que se puede enamorar cualquiera. De ella se enamoran los valientes, sabiendo que con ella se incluyen las malas caras y el constante mal humor. Es selectiva y muy fría. Y él un chulo y a menudo muy insoportable. Todo a ojos de los demás. 
Ilusos... como si pudieran saber que detrás de aquella sonrisa forzada y esa actitud chulesca no había más que un idiota enamorado con el corazón hecho pedazos.

Yo siempre nos querré por los dos.

Hoy,
Romperé todas las hojas en las que he escrito tu nombre,
Y todas las fotos en las que puedas aparecer tú.
Bailaré solo esa canción que tanto nos gustaba,
Y cantaré desafinando aquella otra que tanto nos definía.
Te dibujaré una y otra vez,
Para recordar todas y cada una de las curvas que tiene tu cuerpo,
Y escribiré un sinfín de cartas con aquello que siempre te quise decir,
Sin dirección ni remite,
Para que, 
Con un poco de suerte,
No las lea nadie,
Ni siquiera yo.
Pero ante todo,
Y aunque tú ya no tengas ganas de quererme,
Yo,
Amor,
Siempre nos querré por los dos.

Te marchas. Y como siempre, dejas la puerta medio abierta. No sabes lo que supone ver como una ligera ráfaga de aire la mueve y mis nervios suben taquigráficamente con la pequeña esperanza de que estés de vuelta. Pero una vez más, no eres tú. Pero sí tu culpa; Te la dejaste abierta, como la herida que me causaste y estas ganas insaciables de ti.

Lo que nunca te pude decir,
Se reduce a una página y media,
Por no poder extenderla una vida entera.
Nunca pude decirte lo guapa que estabas cuando te hacías una coleta,
Lo mucho que me encantabas cuando te enfadabas,
O que te quería hasta cuando ni tú misma lo hacías.
No llegaré a decirte que fui amante y odiante,
De todo a lo que a ti refería,
De tus idas y huidas,
De tus mentiras piadosas,
Y tus verdades dolorosas.
Nunca podré contarte que me hubiera encantado verte dormida cada día en mi cama,
Rendida,
Tras una larga noche hecha nuestra,
De ganas,
Y  de(s)amor.

A cruz o cruz

Soy un tipo que escribe,
Inútilmente,
A una tía que no lee lo que digo.
A alguien que no sabe,
Que los versos de Neruda no son nada comparados con la palabra ''amor'' salida de su boca.
Soy el tipo que se pasaría día y noche mirando a su ventana,
Con la esperanza de poder,
Aunque sea una única vez,
Verla reflejada en la cortina.
Soy aquél que apuesta a la moneda,
El volver a jugársela por ella,
A sabiendas que,
Tire como tire,
Siempre, siempre, siempre,
Saldrá cruz.

Tú, que siempre habías acabado de llenar el vaso medio vacío de cualquiera, que eras capaz de hacer temblar hasta al hombre más duro que hubiera con apenas tu metro y medio de estatura y tu sonrisa pegadiza.

Recuerdo tus miedos y manías y sigo pensando que no conseguían fijar ningún defecto en ti. Estar contigo era como andar descalzo en un suelo lleno de cristales rotos, tan peligroso y a la vez tan doloroso. Pero y qué, la curiosidad mató al gato y yo aún seguía con seis vidas que no podrían alargarse si tú seguías cerca.

Dicen que es amor

Se dice que te has enamorado cuando haces cosas por alguien que no harías por nadie más. Cuando darías tu vida por esa persona, cuando eres feliz con lo que sea que venga de ella. Cuando te ríes por cualquier tontería y cuando lloras por otra. Cuando al escuchar una canción, lo primero en lo que piensas es en ella. Dicen que es amor cuando, al irse, no deja más que un vacío que nadie más puede llenar.

;

Ocurre a ciertas horas de la noche cuando el reloj se decide a marcar la hora de recordarte. Y es ahí donde no puedo hacer más que fundirme en escribir sobre ti y escribirte qué hago en estos tiempos en los que ya no estás. Duermo por dormir, porque dormido es el único momento del día en el que no te pienso (conscientemente); y porque mi cama ya no es más que otro lugar en el que tampoco voy a encontrarte. Y escribiré por escribir, porque de algo tengo que vivir (o morir) si no te tengo cerca y porque es la única forma que puedo hablar contigo sobre ti.

He de decirte que mi papel,
se ha reducido a mirarte a lo lejos,
y convertirte en tinta;
que aunque pudimos
y no fuimos,
quedaremos condenados siempre a ser.
Nos dijimos tantas veces adiós,
que despedirte ya sólo significaba reinventar otro reencuentro;
pero una vez te fuiste,
y te llevaste contigo los meses,
convirtiéndolos en números sin ti,
los días,
pasaron a no ser más que silencios llenos de rutina,
y las noches,
ya no eran nada más que eso,
noches.

Conduzco el pasado hacia lugares inciertos de mi cabeza que desconozco, con el único fin de apartarlos y, con suerte, dejar de recordarte.
Y tú te pones guapa para salir,
sacas tu mejor sonrisa,
y te ríes infinitamente más que antes,
mientras me dejas de querer.

Todos mis caminos van a ti

No miento si te digo que sólo a veces me permito recordarte cuando el frío supera lo cotidiano, cuando estamos a bajo cero, cuando escribo sobre mí y termino hablando sobre ti. Confieso que sólo a veces me gustaría volverte a ver a mi lado, volver a hacerme daño a mí mismo con tal de que vuelvas. 
Te diré que he dejado de pasear por calles a las que no me atrevo a ir por miedo a verte con alguien de la mano, que hasta los últimos mensajes que me dejaste los sigo teniendo guardados, como tus fotos y como todo a lo que a ti refiera. 
Puedo confesarte que es bonito verte incluso cuando te marchas, aunque sabes que eres Roma y que todos mis caminos siempre llegan a ti.

Si te hicieras una mínima idea de lo que sería capaz con tal de tenerte otra vez a mi vera. Si supieras que soy el único que se puede pasar noches enteras en vela pensándote; o pensándonos, o tal vez pensando el por qué. Por qué te fue más fácil mandarlo todo a la mierda y no luchar por mí.
Si supieras que desde que te perdí me gusta la lluvia, me gusta lo frío y lo amargo porque me recuerda a ti. Como esa canción triste que siempre escuchábamos cuando nos enfadábamos. Si supieras las ganas que te tengo y lo mucho que te necesito. Si supieras... Me sabrías.

Después de tanto te parecerá raro que siga escribiéndole a alguien que no tiene intención alguna de volver donde alguna vez fue feliz. Es extraño pensar que podrías hacerlo cuando lo eres de nuevo, sin embargo, yo siempre seguiré aquí, escuchando todas esas canciones que nos gustaban, pensar que te quiero para todo; te quiero para enseñarte todos aquellos sitios a los frecuento y explicarte que es ahí donde me paso tardes y noches pensando en ti, para pasear por calles que no nos lleven a ninguna parte, sin prisa; te quiero para escucharte llorar y reír, para enseñarte Roma y regalarte París, para salir de fiesta y cuidarte hasta cuando no puedas ni mantenerte en pie, llevarte a la cama y darte las buenas noches en condiciones; te quiero como se quiere de verdad, para toda la vida y para todas las cosas.

El único imposible eres tú

Seguramente nunca llegues a leer todo esto que te escribo, además tampoco sabrás de las cosas que me faltaron por contarte. Nunca sabrás qué es lo que más me gusta hacer ni lo que más me gusta de ti, tampoco que te he escrito tantas cartas que podría recopilar un libro, o que me muero por quitarte los miedos (y la ropa) y hacer un poco más ameno el invierno que nos viene encima.
No sabrás que siempre estoy atento a lo que dices o escribes, ni que te pienso más horas de las que tiene un día, o en los planes que teníamos. O que cuando llueve me paso el rato escuchando esa música que tanto me recuerda a ti y apenas duermo. Te quedarás con las ganas de saber que podríamos haber sido algo más que un imposible; aunque lo único imposible que he podido constatar es el de olvidarte.

Como cada noche, me gusta escribirte, me gusta pensarte e imaginarte aquí. Como cada noche me gustaría dártelas, me gustaría (después de tanto), decirte lo mucho que te he echado de menos, y lo mucho que te quiero. Pero como cada noche, tendré que conformarme con esto, con escribirte, con pensarte en silencio. Como cada noche, tendré que echarte de menos sin decirte nada. O sí, sólo buenas noches, (y lo son porque tú eres la protagonista de las mías).

Imagina

Imagínate a mi lado. Sé que después de tanto tiempo te costará hacerlo, pero necesito que lo intentes. Ahora prueba a imaginarme cogiéndote la mano, diciéndote lo mucho que te quiero. Imagínate pasando el día entero conmigo. No te puedo prometer que no te aburras, sólo te ofrezco mi tiempo y lo que quieras de mí. Imagínate en mi coche, en mi casa, en mi mundo en general. Imagínate conmigo e imagina que todo fuera bien. Se trata de eso, de imaginar. Imagíname; imagínanos.

Podría prometerte lo que fuera para que volvieras. Y es lo que me digo siempre, que todo iría mejor, que ya no soy como fui, que he cambiado para bien. Sin embargo estas cosas no se saben hasta que se prueban, así que solo puedo prometerte que te quiero y te querré más y peor de lo que pueda hacerlo él. Espero que con eso te baste.

Eres

Podría describirte de mil formas y seguiría sin cogerte el punto. Podría decirte que eres guapa, o guapísima, o tal vez la cosa más bonita que ha pasado por mis ojos. También que tienes el carácter más duro y difícil de llevar, que eres fría como el pleno diciembre pero a la vez cariñosa. Que eres complicada, ni tú misma te entiendes (e imagínate lo que me cuesta hacerlo a mí). Podría decirte también que se necesitan meses o incluso años para entrar a ti, para conocerte bien, para saber qué se esconde tras la coraza con la que te refugias. No sabría bien todo lo que podría decir de ti, de lo único que estoy seguro es que, además de ser guapa, complicada, fría y dura, eres mía por encima de todas las cosas, y eso, cariño, no lo serás en ninguno de los otros cuerpos por los que pases.